El tabaco
es un producto consumido por millones de personas diariamente. Si alguien
hiciera un estudio de mercado para averiguar qué aspecto negativo se podría
mejorar el resultado obvio por parte de todos los ‘no fumadores’ sería que no
tuvieran que fumar de manera pasiva. R.J. Reynolds Tobacco Company cumplió ese
deseo en 1988 y sacó al mercado una nueva marca llamada Premier.
Esta
empresa actualmente es propiedad del holding Reynolds American y la segunda
tabacalera más grande a nivel mundial, después de Altria Group. Aún así es más
conocida por sus marcas, como Winston o Camel, entre muchas otras. Pero a pesar
de ser de estas dimensiones esto no evitó el gran fracaso que supuso invertir
en este proyecto.
Premier era
el primer cigarrillo con una combustión distinta, gracias a un filtro especial. Esto llevaba a dos ventajas
claras respecto al cigarro convencional: la primera y más importante es que el
humo era apenas perceptible y desaparecía en poco tiempo y la segunda era que
gracias a su combustión especial si se
caía encendido no prendía fuego.
RJR
invirtió más de un billón de dólares en este proyecto, porque los estudios de
mercado realizados indicaban éxito y beneficios inmensos.
¿Cuál fue el problema? Que a
los fumadores no les gustaba. Ellos disfrutaban echando humo, a pesar de ser
una actitud egoísta con los fumadores pasivos y además costaba más fumar (a
causa de la combustión se tenía que inhalar con más fuerza).
La lección
que aprendió es que si el beneficio especial que aporta un producto no es un
beneficio para el propio consumidor, sino para su alrededor y además supone una
molestia adicional, nadie lo comprará. El resultado fue que los cigarrillos
Premier se retiraron un año después de su aparición.
Hay que
tener en cuenta que todo esto pasó hace más de 30 años cuando fumar ‘estaba de
moda’, así que seguramente RJR se precipitó al sacar un producto de este tipo.
¿Qué pasaría en la actualidad? Bueno, teniendo en cuenta el cambio de imagen que ha
dado el hecho de fumar, que ha pasado a ser una costumbre cada vez menos bien
vista, además de prohibida en locales y lugares públicos, probablemente muchos
consumidores escogerían un producto más respetuoso con su entorno.
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